Vino a continuación una temporada con formación de dos facciones dentro del club, luchas internas, desacuerdos y un ambiente enrarecido. Un continuo tira y afloja entre dos bandos antagónicos, dos filosofías opuestas, dos formas incompatibles de entender, no solo la esgrima, sino la vida en sí.
Finalmente, al terminar la temporada, estos dos miembros formaron su propio club, la SADA, llevándose consigo algunos deportistas. Los socios, los miembros más antiguos y comprometidos, permanecimos todos en el Club los Llanos.
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