En la reunión anual de la Junta Directiva para planificar la temporada 2003-2004, los dos monitores de Esgrima que habíamos tenido hasta entonces, propusieron, para sorpresa de todos, gestionar ellos solos el club como si fuese una entidad privada, siendo los únicos responsables.
Esto contravenía los principios y filosofía misma del club, por lo que encontraron feroces respuestas por parte de los miembros más antiguos. La discusión duró largo rato y se hizo cada vez más enconada hasta que, fieles a nuestro talante democrático votamos la propuesta: 3 votos a favor (los 2 interesados más una despistadilla) y 8 en contra. No hubo muertos. Evidentemente. Pero el club quedó profundamente herido, y todos los que en él estábamos supimos que algo muy importante se había roto y no iba a ser posible repararlo.
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